Producto en stock
Según algunas definiciones desde el latín "especular" significa "observar desde la altura" y "especulador", puede significar espía o explorador. En ambos casos, el especulador es capaz de ver por anticipado, alguien que observa lo que está pasando y concluye los escenarios probables que ello puede determinar; la especulación en tanto una observación cargada de conocimiento acumulado que permite una lectura seria de los posibles y con esto anticipar lo que puede ocurrir.
Los arquitectos están habituados a este ejercicio, proyectar a fin de cuentas supone anticipar una posibilidad de futuro a partir de un conocimiento que hace que una determinada alternativa sea verosímil sin necesidad de ser real.
Pero no somos los únicos que conjeturamos sobre el futuro, y si la especulación en arquitectura presenta posibilidades concretas en un futuro incierto, su variante financiera apuesta por la incertidumbre y la utiliza para obtener ganancias a partir del miedo de que las cosas no resulten bien. En el cruce de ambas formas de especulación surge una extraña formula tácita en la cual la especulación financiera y arquitectónica se benefician de forma inversamente proporcional.
Este número de Revista ARQ discutirá sobre estos supuestos y presentará casos que resisten estas generalidades.