En el intento por compilar, asociar y publicar una selección de puntos de vista sobre un aspecto central de la disciplina arquitectónica –la representación–, ARQ 80 se acercó lateralmente a otro asunto central para la arquitectura: la relación entre tiempo y espacio. La práctica arquitectónica está en permanente tensión por la necesidad de ir adelante, proyectar y anticipar: anticipar usos y hábitos a los que habrá que dar lugar, anticipar relaciones entre las preexistencias y los edificios por construir, anticipar el buen envejecimiento de las estructuras o anticipar la visualización de una construcción que aún no existe. La más evidente de las operaciones, como la producción de instrucciones a través de dibujos y textos para la construcción de nuevos edificios involucra, también, la capacidad de adelantarse a los hechos.
Hechas para un cliente, para el constructor, para la opinión pública, para un lector estudioso, para un lector desprevenido, más o menos pictóricas, puramente técnicas, bidimensionales, tridimensionales, incluso incorporando las más recientes animaciones y videos, las representaciones ocupan un espacio central en los procesos de intercambio y transferencias que la arquitectura promueve. Esta edición va dedicada a las representaciones y a los impulsos que las generan, desde ambos extremos de la línea del tiempo.
La manera de representar da cuenta, sin rodeos, del lugar cultural desde donde los arquitectos pensamos el proyecto. Y el resultado de esa relación, más allá de sus componentes visuales, no tiene nada de inocente (extracto editorial).