Esta es una pregunta simple en principio: ¿A qué se dedican los arquitectos? En el contexto actual de cambios permanentes y –al menos en Chile– con una sobreoferta creciente de profesionales de la arquitectura que al libre mercado le llevará un buen tiempo equilibrar, quizás la pregunta debiese ser más bien ¿a qué puede dedicarse un arquitecto hoy?
El siglo xx continuó una larga tradición que entendió la arquitectura como un asunto de objetos, noción hoy cuestionada desde casi todos los flancos. Actualmente, y en una esperable reacción pendular, la palabra «paisaje» aparece en cambio inundando la mayor parte de los sitios web, anuarios y prospectos emitidos por las escuelas de arquitectura alrededor del mundo, y concentra las miradas en las posibilidades del diseño territorial y urbano. Sin embargo, este desplazamiento de intereses no debiese entenderse desde la visión convencional que opone –o enfrenta– la arquitectura “de objetos” al entorno que le sirve como telón de fondo; por el contrario, probablemente abre la puerta para revisar y tal vez desmantelar la aparente dicotomía de negativos v/s positivos que ha acompañado el diseño de formas.
En otras palabras, los arquitectos serían responsables de lo que se construye y de lo que no; de las presencias y de las ausencias, de espacios ocupados y también de los espacios vacíos, que ya no serían apenas el fondo para una figura cuidadosa y, en los mejores casos, cultamente diseñada.
Nicola Russi lo expone en su texto «Building context: when architecture becomes the background». El proyecto de arquitectura tendría, en esta redescubierta realidad, el derecho de proponer y diseñar «todo», incluyendo su propia ausencia, en un campo de acción recién inaugurado donde es inviable pensar en oposiciones entre edificios, paisajes y ciudades; la arquitectura desaparece, tal como la conocemos, para integrarse al telón de fondo que compone lo que conocemos como cultura.
La selección de obras y lecturas de este número, presentadas en una cadena alternada, sin distingos entre teoría y obra, intenta estimular la discusión en torno a ideas y proyectos donde se borronean los bordes entre la figura y el fondo (extracto editorial).