Hace tiempo decidimos hacer una revista que no tuviera más que plantas de edificios. Las revistas de arquitectura participan –participamos– de esta euforia de las imágenes originada por diferentes circunstancias y muy especialmente por lo que Rafael Sánchez Ferlosio llama la industria de la producción del consumidor.
Un libro que prestado por Enrique Browne a propósito de la preparación de este número, –sólo plantas de casas entre 1900 y 1944, todas a escala 1: 250–, presenta dos plantas que revelan una de las tantas realidades que las fotografías obvian: su tamaño relativo. Sorprendentemente, la casa Robie de Wright y el palacio Stoclet de Hoffman aparecen iguales en tamaño; la primera con muros mucho más gruesos y, eso sí, con enormes espacios interiores. Dice el autor del libro, David Dunster, algo certero en lo que no se piensa: “La naturaleza de los dibujos en planta propone el tema de la invención versus la convención”.
Y como la naturaleza humana no puede dejar de lado querer una cosa y también la opuesta, presentamos también a toda fotografía y color, el mercado de Santa Caterina en Barcelona, obra de Miralles y Tagliabue. En noviembre del 2003, cuando la conocí en construcción guiada por Igor Peraza, un joven arquitecto sudamericano quien prácticamente vivía en la obra, pensé que un edificio tan poco convencional debía tener una planta notable (extracto editorial).