ARQ 104 | Leyes

ARQ 104 | Leyes

La civilización moderna, argumenta Franco «Bifo» Berardi, puede entenderse como una colonización de la realidad por medio de las leyes. Esto no sólo incluía el derecho propiamente tal – cuyas leyes intentaban definir una norma para regular la actividad social y ‘normalizarla’ – sino también las leyes científicas que, para este filósofo italiano, buscaban «reducir el devenir de la materia física a la repetición de un modelo» (Berardi, 2018:40) y así vencer al caos natural por medio de la razón y la medida (que en latín comparten la palabra ratio).
Entender esa diversidad de críticas hacia la norma puede ser útil para localizar las actitudes que la arquitectura contemporánea desarrolla al enfrentarse a las leyes. Por una parte, oponiéndose a la arquitectura-espectáculo propia del neoliberalismo, aparece una arquitectura rigurosamente contenida que encuentra en las leyes de la geometría y la composición una clave estética que le permite recuperar un cierto territorio de certezas. Otra corriente intenta explorar, en los resquicios legales, las oportunidades para una arquitectura que supere el imperio de las normas y estándares impuestos desde afuera. A la vez, y en una clave más cultural que práctica, la investigación de punta en torno a la historia de la arquitectura se ha enfocado en revelar los intereses y contradicciones implícitas en las leyes a las que ha sido sometida.
Porque si la ley es el marco que permite una convivencia civilizada e igualitaria (en teoría, todos deberíamos ser iguales ante la ley), la constitución es la arquitectura donde anida esa igualdad. Dicha arquitectura puede ser restrictiva o liberadora; rígida o flexible; puede promover la comunidad o la individualidad; puede ser solidaria o subsidiaria; autoritaria o civilizadora. La exacta proporción de todas estas características es lo que determina las cualidades de la vida social y las posibilidades de desarrollo de los habitantes de un país. Al definir posibilidades e imposibilidades, y ser la ley que rige a todas las otras leyes y acuerdos institucionales de un país, la constitución es el espacio en el que la sociedad puede moverse (extracto editorial).

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